Cuando apenas tenía 6 años de edad, Anneke Lucas fue vendida a una red aristocrática de pedofilia, convirtiéndose en una esclava sexual infantil. Hoy, siendo adulta, aún recuerda aquella horrible experiencia que comenzó en la Bélgica de 1969.
Para evitar que otros niños caigan en las detestables redes pedófilas, Anneke (53 años) creó una plataforma de activistas ciudadanos para dar a conocer su historia.
“Cuando era niña me pusieron a trabajar como una esclava sexual”, cuenta Anneke. “Mi madre me llevó cuando recibió la llamada de aceptación. El jefe de esta red de pedofilia era un ministro belga. Los clientes eran miembros de la élite”.
La primera vez que fue llevada a aquella red pedófila ocurrió cuando apenas tenía 6 años de edad y fue a través de una mujer que hacía limpieza en su casa.
Cuando ella y su esposo la alejaron de sus padres un fin de semana para “cuidar” de ella, el hombre la llevó a aquel horroroso mundo.
Generalmente se iban por un día o un fin de semana entero, donde la llegaban a violar hasta 6 horas a la semana.
En total, Anneke había sido violada por 1.700 horas, y además fue sometida a presenciar una serie de atrocidades que la hicieron sentir humillada y rota:
Había una gran cantidad de alcohol y una gran cantidad de drogas. Los niños éramos una mercancía, la mercancía más alta y más valorados porque la utilizaban para el sexo. Ningún niño merece lo que pasé, o lo que millones de niños atraviesan todavía.
Tras 5 años de ser sistemáticamente traumatizada por sus padres, familiares y sus conocidos, a los 11 años le dijeron que ya “no servía para nada más”. Lo que correspondía era que fuera asesinada.
La ataron a un bloque que estaba negro gracias a la acumulación de la sangre de otros niños que habían sido asesinados antes que ella. Otro hombre estaba forzando a 5 niños a hacerle daño como parte de su adoctrinamiento.
Fue gracias a que uno de sus abusadores sexuales recibió un cargo político a cambio de la vida de Anneke, que decidió ayudarla y salvarla de la muerte. Luego, la niña fue a vivir con su madre hasta que por fin, a los 16 años, se fue de la casa para vivir con un hombre de 30 años.
Pronto se dio cuenta que él también era excesivamente dominante, por lo que decidió huir de esa relación tóxica y cambió Bélgica por ciudades como París, Los Ángeles y Londres.
Cuando tuvo una hija, Anneke se estableció en Nueva York y desde entonces ha intentado sanar las heridas de su niñez concientizando sobre la esclavitud sexual a la que son sometidos muchos niños.
¡Difunde este caso para crear conciencia!
