Estudiar mientras se es madre o padre es complicado, coordinando tiempos, intentando conciliar vida profesional con la personal además de la académica, etcétera.
Sin embargo, ser una madre o un padre soltero que vuelve a estudiar requiere una cantidad de fuerza, determinación y paciencia que no puedo imaginar. Muchos padres no cuentan con algún familiar o un conocido de confianza que pueda cuidar a sus retoños mientras ellos asisten a clases, por lo que deben muchas veces ir al establecimiento educacional con sus pequeñitos.
Generalmente no hay problema: cada vez más escuelas y universidades tienen guarderías propias y, los que no, dejan entrar a padres e hijos a clases. Ese no fue el caso de Jazz Jamal, que llevó a su hija a una cátedra y el profesor le pidió que se fuera y no volviera hasta que no encontrase donde dejar a la niña.
En vez de dejarse contrariar por un poco empático profesor, Jamal le respondió certeramente:
“Mi profesor me dijo que dejara la clase hoy porque mi niña estaba muy emocionada los primeros minutos de la cátedra, muy feliz saludando a todo el mundo, pero logré calmarla”, escribió la madre en Facebook. “Sin embargo, el profesor me pidió que saliera de la sala y no volviera hasta que supiera qué hacer con mi hija”.
“Yo le respondí que si él podía pagar a alguien que la cuidara, volvería sin ella. Y que si me daba dinero para irme del país y comprarle a mi hija algunos caballos y todo lo que quisiera, no volvería a la clase”, continuó. “O si nos apoyaba financieramente, o al menos pagaba por mis clases –que yo cubro de mi bolsillo- o, al menos me aprobaba el semestre, me iría y no volvería…”.
La reacción del profesor fue memorable:
“Entonces me miró como si estuviera loca, y me dijo que estaba feliz de que viniera con la bebé y que por favor tomara asiento”, describió.
“Nunca permitiré que el hecho de ser madre de una bella niña interfiera con mi carrera. Me niego a dejar de ser exitosa. Hago todo por mí misma y para que mi hija esté bien, e irme no era una opción para mí”, finalizó la empoderada madre.
¡Increíble respuesta!
Después del alboroto, la pequeña se sentó junto a su madre y aprendió en silencio junto a ella.
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