El ajo cuenta con muchas vitaminas, como la B6 y la C, que fortalecen nuestro organismo aportando baja cantidad de calorías. Además es rico en manganeso, selenio, calcio, potasio, por nombrar algunos.
También ayuda a combatir enfermedades como el resfriado común, tanto así que estudios demuestran que incorporarlo a nuestra dieta diaria puede reducir el riesgo de enfermarse hasta en un 63%.
Favorece, además, la lucha con la presión arterial alta y colabora a procesar el colesterol de manera eficiente, reduciendo el riesgo de enfermedades del corazón.
Plantarlo es muy fácil y, por los beneficios mencionados, vale la pena tenerlo en la casa como aliado en la cocina. Sólo tienes que seguir estos pasos:
1-Rompemos la cabeza del ajo en dientes y las enterramos a cinco centímetros de profundidad en tierra húmeda.
2-El lado más puntiagudo del diente de ajo tiene que quedar hacia arriba.
3-Pronto irán saliendo los brotes de ajo. Cuidando de no regar en exceso, echaremos agua sólo cuando la capa superior del suelo se sienta seca.
4-Corta las flores que puedan salir para preservar el sabor del ajo.
5-Cuando la planta ya tenga 5 o 6 hojas ya podremos recolectar nuestros ajos.
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