Ataron a un pequeño oso de 8 semanas de edad, traspasaron la nariz con una aguja, rompieron sus pequeños dientes y lo hicieron bailar.
Las personas que capturaron a Elvis y que probablemente mataron a su madre, planeaban venderlo a un circo. Pero no habían previsto en un equipo de rescate de Wildlife SOS estaba descendiendo a su campamento en la India, cerca de la frontera con Nepal.
Los cazadores furtivos huyeron, dejando un Elvis aterrado y atado a un árbol.
Eso fue a principios de 2015. Desde entonces, Elvis ha estado viviendo en el Centro de Rescate “Agra Bear Rescue Facility” (ABRF), donde lo único que hace es bailar de alegría sin parar. A menudo, disfruta con uno de sus juguetes favoritos, una gigantesca bola unida a un poste y rellena de dátiles y nueces.
Para un oso que conocía solo el dolor y la desesperación en manos del hombre, este es un cambio notable.
“Él se siente feliz al estar rodeado de gente y se le puede ver corriendo de alegría cada vez que los cuidadores o los veterinarios lo visitan”, dijo en un comunicado Wildlife SOS.
Y el sentimiento es mutuo. Elvis ha desarrollado un fuerte vínculo con su cuidador.
Él es también es el favorito entre el personal y los voluntarios en el centro de rescate, a pesar de un comienzo en el que se mostró muy tímido.
“Al acercarse a su recinto, uno siempre era recibido con su pequeña nariz inquisitiva mientras trataba de olfatear alrededor y familiarizarse con sus visitantes”, explica el grupo en el comunicado.
“Le encanta perseguir a la gente, agarrándose de sus piernas lo que hace que sus visitas sean muy divertidas.”
No todos los oso tienen la suerte de recibir una segunda oportunidad en la vida. Muchos son asesinados para ser vendidos por partes, sus pieles y órganos.
Sus bebés a menudo se venden en el comercio de animales exóticos, donde pocos encuentran un final feliz.
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