Las tradiciones chinas por lo general son milenarias y la mayoría de ellas han sido declaradas patrimonio cultural de la humanidad; sin embargo, no todo es tan maravilloso, ya que algunas de ellas representaban verdaderas torturas y han pasado a la historia más por su connotación negativa que positiva.
Los estándares de belleza de la China antigua eran muy diferente a los que conocemos en la actualidad ya que la obsesión de un emperador por los pies pequeños, también llamados “Pies de Media luna” o “Pies de Loto” llevó a las mujeres a sufrir dolores inimaginables para complacer a los varones, para sentirse más dignas de un marido e incluso para sentirse bien con ellas mismas.
El ritual duraba varios años, e involucraba zapatos invertidos. Desde muy pequeñas se les iba amoldando los pies según la forma que los padres habían elegido, el único requisito era que debían ser pequeños y con la punta afilada y esto provocaba que los dedos se enroscaran hacia la planta del pie. Como podrás imaginar, todo el proceso era muy doloroso.
Según la leyenda, esta tradición comenzó en la época del emperador Li Yu, hace 1500 años. El emperador asistió a una ceremonia donde vio a una bailarina con los pies vendados y se enamoró a primera vista. La mujer tenía los pies vendados para que éstos tomaran la forma de “Media Luna”, así podía lograr un espectáculo más impresionante. El emperador, seducido por esta mujer, la llevó a vivir con él y pudo disfrutar de los lujos del imperio.
Esto tuvo un efecto inmediato en todas las demás mujeres, quienes comenzaron a vendar sus pies para imitarla. Fue ahí cuando comenzó la obsesión por modificar los pies y por tenerlos más pequeños. Todas luchaban porque sus pies midieran 7cm aproximadamente, que fueran puntiagudos y perfectamente simétricos.
Además de doblar los dedos por debajo de la planta, el talón también sufría grandes deformaciones ya que se debía cambiar la estructura ósea. Pasaron 300 años en los que éste ritual se mantuvo como una tradición. Las mujeres con pies “normales” eran socialmente rechazada; sin embargo, las que siguieran el proceso de hacer pequeños sus pies, tenían un mejor futuro ya que era más sencillo para ellas conseguir marido.
El doloroso proceso comenzaba cuando las niñas tenían tan solo 5 años de edad. Las madres se preocupaban de seguir el procedimiento correcto para que el resultado final fuera el esperado. Por obvias razones la pequeña no podía trabajar ni ayudar a su familia, pero esto no era importante ya que lo veían como una inversión a largo plazo.
La deformación tardaba lo que tarda una persona en crecer, en los que la mujer sufría insoportables dolores en toda la zona del pie hasta que finalmente los nervios se iban atrofiando y morían.
Este espantoso ritual perduró por más de 1000 años y ya a comienzos de 1900 fue totalmente prohibida su práctica. Las influencias extranjeras y la modernidad lograron que esta tradición se considerara algo horrible y torturador y aunque las mujeres seguían teniendo este pensamiento de sus antepasados poco a poco dejaron de hacerlo.
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