Nuestro cuerpo gasta una enorme cantidad de energía en mantener constante una temperatura de alrededor de 37 grados Celsius. Bajo esa cifra los procesos vitales tienden a experimentar una lenificación. Dicho de otro modo, el frío disminuye la velocidad de las reacciones químicas que tienen lugar en nuestra biología hasta “detenerlas”, como es el caso de un montañista sobreexpuesto a la ventisca, o de un nadador incapaz de resistir escasos minutos en los mares polares.
Este video nos muestra la increíble historia de una niña de 3 años que se extravió en un bosque cercano a su casa en Polonia. A pesar de la intensa búsqueda, la pequeña tuvo que pasar la noche a la intemperie pero por fortuna, contó con la ayuda de un fiel amigo, que le brindó calor y protección para luego avisar a los rescatistas dónde se encontraba.
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