Esta es la historia de Brownie. La familia de una niña, llamada Justina Strumilaite, decidió adoptarlo cuando lo vieron pequeñito, muy débil y enfermo. Era el gato más pequeño de la camada y, cuando nació, dejó de comer y perdió peso. Muchos creían que no viviría mucho tiempo.
Pero por fortuna, ni Justina lo iba a abandonar a su suerte ni Brownie se iba a rendir. La niña se preocupó de que el gatito comiera, y él empezó a intentarlo. Y pronto comenzó a recuperarse.
Y jamás se hubieran imaginado que esa bolita peluda y enfermiza se convertiría en el gato que es hoy en día. Fue tanto lo que creció y en tan poco tiempo que incluso era más grande que un perro.
Brownie ahora es un enorme y hermoso gato. Basta mirar sus fotos del antes y después y quedarás sorprendido. ¡Incluso a Justina les cuesta tomarlo en brazos!
Con esto la niña demostró que con voluntad y mucho amor y paciencia se puede ayudar a otro a recuperarse en poco tiempo. ¡Justina y Brownie supieron hacerlo!
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