Las historias sobre los bebés que son intercambiados al nacer crean la trama perfecta para una película, pero esos sucesos nunca suceden en la vida real, ¿verdad? ¿Cómo podría una enfermera confundir a un bebé a otro? O mejor aún, ¿cómo puede un padre no reconocer que le están entregando el bebé equivocado? Esta historia demuestra que los errores pueden ocurrir y que ha causado años de trauma para los involucrados.
Sophie Serrano de Grasse, Francia, dio a luz a su primer hijo hace 21 años. Cuando las enfermeras le entregaron a su bebé, ella inmediatamente cuestionado si le habían entregado el correcto. La piel del bebé era más oscura de lo que la madre recordaba en su primer encuentro y tenía el cabello más largo. La mujer le aseguró que el bebé era suyo y fue dada de alta del hospital.
A medida que la niña, Manon, crecía, sus rasgos se hicieron aún más diferente de sus padres. Los rumores de que Serrano había sido infiel se esparcieron y terminaron acabando con su relación de pareja. Cuando el padre dejó de pagar la manutención de la niña, a Serrano le pidieron realizar a Manon una prueba de paternidad para poner fin a los rumores y descansar. Ahí fue cuando la madre aprendió la horrible verdad sobre su hija. La niña se había criado durante los últimos 10 años no era de ella o hija de su ex pareja y era el resultado de la negligencia de una enfermera que estaba intoxicada durante su jornada de trabajo.
Tanto la madre y la hija quedaron devastadas por la noticia. Serrano tenía miedo de compartir la noticia con su hija porque ella sabía lo perjudicial que sería la información. Manon sintió como todo su mundo se había derrumbado. Se sentía como si hubiera perdido su identidad y su familia de un solo golpe.
Las familias finalmente se conocieron y mantienen contacto entre sí desde hace bastante tiempo. Fue refrescante tanto para Serrano y Manon poder observar características similares en sus respectivos miembros de la familia, pero ya se había establecido un vínculo entre los padres y los niños que estaban criando, así que decidieron que la única manera de seguir adelante con sus vidas sería alejarse los unos de los otros.
Una vez conocido el caso de este intercambio accidental, las familias se adjudicaron finalmente £1,5 millones para cada una, como una forma de compensar la devastación que estas familias han sufrido.
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