Para muchos, el cólera es algo que sólo se conoce por libros que leemos en la escuela.
Pero para millones de personas en todo el mundo, esta enfermedad es una amenaza muy real para su salud simplemente porque no tienen acceso al agua potable.
Entonces, ¿qué pasaría si hubiera una manera fácil de filtrar las bacterias causantes del cólera del agua?
Esa es exactamente la pregunta que la microbióloga marina Rita Colwell se hizo mientras estaba en un viaje de investigación en Bangladesh.
Había estado estudiando la bacteria que causa el cólera, llamada Vibrio cholerae, durante décadas y había hecho una serie de descubrimientos importantes junto con sus colegas. Por ejemplo, habían aprendido que las bacterias podían sobrevivir tanto en agua dulce como en agua de mar y que eran las bacterias primarias asociadas a copépodos, crustáceos microscópicos y plancton que vivían en las aguas de todo el mundo.
Pero hasta entonces, su investigación se había centrado principalmente en las bacterias y el medio ambiente donde se encuentran pero no en alguna solución práctica que pudiera ayudar a que las personas no se enfermaran.
“Se nos ocurrió, afortunadamente, en que aparte de todo el trabajo que estamos haciendo, podríamos hacer algo por las familias para protegerlas contra cólera”, dice Colwell.
El cólera es una enfermedad diarreica mortal causada por la ingesta de alimentos o agua contaminada.
Si bien esta enfermedad no está presente en algunos países hace más de un siglo, sigue siendo un problema grave en países en desarrollo, incluso en Bangladesh, donde el acceso al agua potable puede ser difícil. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud, entre 1,3 y 4 millones de personas se enferman de cólera cada año, y hasta 143.000 personas mueren a causa de ella.
En las zonas rurales de Bangladesh, donde Colwell estuvo trabajando, el cólera era un problema grave porque las mujeres recolectaban agua potable directamente de los canales, ríos y lagos. No había filtración, y no había suficiente combustible, como leña, disponible para que las familias hirvieran agua todos los días.
Colwell y sus colegas se dieron cuenta de que si lograban idear un filtro barato para filtrar los copépodos (a los que se adhieren las bacterias V. cholerae) del agua, tal vez podrían ayudar a las personas a protegerse de la enfermedad.
Comenzaron probando la tela de camisetas, pero eso no funcionó. Era difícil de enjuagar, no se secaba, y pasaban muchos residuos a través del tejido hacia el agua.
Entonces intentaron con la tela del sari, el mismo paño que las mujeres en la India, Bangladesh, Sri Lanka, y Nepal han vestido por miles de años. También era una tela que las mujeres en las zonas rurales de Bangladesh ya estaban usando para preparar bebidas caseras.
Y resultó
El tejido del sari, cuando se dobló cuatro veces sobre los recipientes utilizados para recolectar agua, creó un filtro que fue lo suficientemente eficaz como para eliminar el 99% de las bacterias.
No sólo eso, el paño podría ser reutilizado una y otra vez, por lo que se convirtió en una solución muy práctica y barata. Esto es porque la tela es ligera y porosa, explica Colwell. “Ya que llueve (con monzones) todos los días, el paño de sari está diseñado para secarse rápidamente. Por lo tanto, lo bueno es que puedes estirarlo, enjuagarlo y luego colgarlo. Entonces puede reutilizarse“.
Colwell y sus colegas le enseñaron a los campesinos cómo hacer sus propios filtros sari en 65 aldeas rurales de Bangladesh, y durante tres años, dice, “pudimos demostrar una reducción del 50% del cólera“.
El equipo volvió a los pueblos cinco años más tarde y se encontró con que el uso de los filtros se había extendido a otras zonas. Hasta el 75% de la población de esos lugares estaban utilizando los filtros.
Y, según Colwell, descubrieron algo llamado el “efecto de manada“. Si aún habiendo personas que no filtraban el agua, habían otras personas enfermas que pudieran infestar el agua. “Por lo tanto, ya que los vecinos están sanos porque filtraron el agua“, explica, “los otros no estaban expuestos a un gran número de bacterias“.
Por supuesto, el filtro no es 100% eficaz en la captura de las bacterias causantes del cólera. Sin embargo, Colwell dice que hay que darle un chance a esta solución tan simple.
Según UNICEF, 663 millones de personas no tienen acceso al agua potable en todo el mundo. No sólo eso, casi 2,4 millones de personas no tienen acceso a instalaciones sanitarias adecuadas.
Hay muchas soluciones de alta tecnología dando vueltas que tratan de abordar el problema del acceso al agua limpia, comenta; y hay muchas maneras de trabajar para combatir la propagación del cólera. Pero a veces, son las soluciones simples y baratas, como este filtro de sari, que pueden hacer la diferencia.
Colwell dice que enseñando el uso del sari como filtro, se puede lograr hacer un cambio en la salud pública en regiones donde no hay acceso al agua potable. Los filtros de Sari podrían incluso ser útiles posterior a grandes huracanes, tornados y otros desastres naturales en todo el mundo, añade.
Colwell y sus colegas esperan difundir esta información sobre los filtros de sari a otros lugares, como África y otras regiones de Asia, donde soluciones económicas tienen el potencial de causar un gran impacto.
¿Qué te parece esta idea? ¡Compartela!