El año pasado, la madre de Marlee notó un bulto en su pie izquierdo y aunque no le pareció preocupante en un principio
(Marlee jugaba fútbol, así que podría ser una lesión deportiva), la llevó al médico, donde descubrieron la verdad: Era cáncer.
Los médicos le amputaron el pie a Marlee y después comenzó la quimioterapia, lo que causó la caída de su cabello. Incluso después de todo lo que había pasado, Marlee estaba preocupada por cómo sus profesores y compañeros de clase reaccionarían al verla sin cabello.
Sus maestros y compañeros no solo la aceptaron, varios de ellos decidieron afeitar sus cabezas en nombre de la solidaridad y la caridad.
Después de abrir una cuenta en la Fundación de St. Baldrick, un grupo que ayuda a recaudar dinero para la lucha contra el cáncer infantil a través de eventos para recolectar cabello, los profesores y los compañeros de clase de Marlee se pusieron en acción.
Más de 80 de sus compañeros de clase se afeitaron la cabeza y donaron el cabello. En total, la escuela recaudó más de USD$ 25.000 en solo dos semanas y media.
“Creí que la gente se reiría de mí, pero ellos solo querían apoyarme y ayudarme”, dijo Marlee.
Justamente, Marlee esperaba poder ayudar a otros niños con cáncer, y tuvo un rotundo éxito. En febrero terminó su último tratamiento de quimioterapia, pero el amor y el apoyo de sus compañeros de clase se quedarán con ella para siempre.
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