Luke es un niño de 7 años que a los 2 fue diagnosticado con diabetes tipo 1, una variante de la enfermedad que padece tan solo el 5% de los diabéticos. Esto obligó a realizar cambios drásticos en la vida del niño y de su madre, Dorrie Nuttall, quien nunca había tenido que lidiar con una persona que padeciera esa enfermedad.
Afortunadamente, Luke no solo recibió el tratamiento adecuado, sino que también a un compañero inseparable, su perro Jedi.
Jedi se convirtió en el guardián del pequeño desde el primer momento, y no ha tardado en demostrar la lealtad hacia su amigo. Según comenta la madre, aunque Luke cuenta con un sistema de monitoreo continuo de glucosa insertado bajo la piel para hacer un seguimiento de sus niveles de azúcar en la sangre, no hubo ninguna alarma esa noche. Luke estaba durmiendo profundamente.
Sin embargo, Jedi acudió a la cama de ella e intentó despertarla varias veces, hasta conseguirlo. Después la guió a la cama del pequeño y Dorrie revisó sus niveles de azúcar comprobando que estaban peligrosamente bajos.
“Luke estaba unos pasos de distancia pero sin Jedi no habría tenido idea de que estaba fuera del rango seguro de sus niveles de glucosa. Nunca ha despertado por su cuenta cuando ocurren estas bajas en los niveles”, comentó la madre en una publicación que ya es viral.
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