Por variadas razones históricas y de política, el patriarcado ha favorecido a los primogénitos varones con las herencias y los reinos desde tiempos bíblicos. Es ciertamente una tradición que hemos heredado como cultura: en Bolivia, el 60% de los padres quiere que su primer hijo sea varón.
Después la tradición –o los suegros- empiezan a exigir una niña para tener “la parejita”. Muchas veces es la madre la que desea tener una niña.
Ese ha sido el sueño de la brasileña Jucicleide Silva que, cuando se casó hace más de 20 años con Irineu Cruz, hizo un acuerdo: los nombres de los hijos varones los escogería él y los de las mujeres, ella. Así, cada padre hizo una lista con sus nombres preferidos.
Y como en todas las apuestas uno tienta a la suerte, el marcador está así: mientras Jucicleide no ha podido bautizar a ninguna hija, Irineu ha usado todos los nombres de su lista. Así es, ¡todos! porque –si bien se encuentran buscando una hija- la familia ha recibido a 13 varones. Sí, 13.
De mayor a menor son:
Robson (18)
Reinan (17)
Rauan (15)
Rubens (14)
Rivaldo (13)
Ruan (12)
Ramón (10)
Rincón (9)
Riquelme (7)
Ramires (5)
Railson (3)
Rafael (2)
Ronaldo (un mes de vida)
“Me encanta el fútbol”, cuenta el papá cuando explica su –obvia- inspiración para los nombres, “y siempre admiré a jugadores como Rivaldo, Roberto Carlos, Ronaldinho y Robinho. Un día me di cuenta que todos los mejores futbolistas parecen tener nombres que empiezan con la letra “R”, y decidí que debía honrar a los talentosos del fútbol llamando a mis hijos como los jugadores que me han encantado. Ahora, otra vez esperábamos una nena pero llegó otro varón. No podía dejar de llamarse Ronaldo”.
Y, haciendo a su padre orgulloso, todos juegan a la pelota mientras él las hace de árbitro:
“Son todos muy buenos futbolistas, en particular Robson y Rauan, que son nuestros delanteros estrellas. La excepción es Reinan (en la foto inferior), que como deporte preferido tiene enamorar a las chicas del pueblo. Pero sueño con que alguno de mis hijos termine jugando en la Selección de Brasil”, le dijo el padre a la prensa.
Jucicleide sólo mira y ríe. Es madre a tiempo completo y la tarea de alimentar a una quincena de personas no es menos que titánica.
“Cada almuerzo y cada cena debo cocinar un kilo de arroz, un kilo de porotos y un paquete extra grande de macarrones”, cuenta, “pero los nenes están bien alimentados y eso es lo principal”.
Las probabilidades de tener 13 hijos varones seguidos es apenas de 1 en 800 mil casos, aclaran los científicos. Increíblemente, ellos hacen carne la única excepción.
Sin embargo, Jucicleide no se rinde: “Irineu ya formó su equipo de fútbol y espero que llegue la niña. Ahí sí que le saco tarjeta roja y se terminó de sumar hijos”.
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