Sabemos que la industria alimentaria siempre intenta engañar a los clientes y acostumbra ocultar los aditivos y conservantes bajo cajas de colores y eslóganes llamativos. Las deliciosas sopas de bogavante sin bogavante, los falsos alimentos “naturales” o las papillas de bebé con grandes cantidades de azúcar son algunos ejemplos de sus malas prácticas.
La única manera de protegerse de estos abusos es que los consumidores revisemos con atención las etiquetas de los alimentos, comprendamos la información nutricional, y los procesos de manipulación a los que han sido sometidos.
Y es que los consumidores ya no pueden ser tan confiados en los productos que ofrece el mercado, ya que la industria es capaz de fabricar filetes de ternera a partir de recortes, sobras y piezas de la peor calidad.
También es importante prestar atención a las ingeniosas prácticas de los vendedores, quienes también han desarrollador sus propias técnicas para sacar el máximo provecho de sus productos.
Convirtiendo el agua en dinero
Aunque no todos los comerciantes hacen uso de estas malas prácticas, hay personas que no dudan en hacer negocio engañando a sus clientes. Como este pescadero que usa una aguja hipodérmica y agua para rellenar la vejiga de los peces que vende y así aumentar su peso.
Y aún hay más. Los pollos también pueden ser manipulado como podemos ver en este caso donde usan un compresor para llenar de agua tanto los muslos como las pechugas de los pollos que ofrecen a la venta. Esto no solo mejora el aspecto, sino que aumenta el peso y, por ende, la ganancia.
Comparte este artículo con tus amigos, se sorprenderán con lo que hacen los vendedores para mejorar sus productos.