Scott Ertl estaba en el gimnasio, ejercitándose en la bicicleta estática, cuando decidió leer para aprovechar el único tiempo libre que tenía y se le ocurrió una genial idea. A muchos niños les podría entusiasmar la idea de leer y al mismo tiempo hacer ejercicios en la escuela donde trabajaba.
Su idea fue acogida y la escuela Winston-Salem, en Carolina del Norte, instaló una bicicleta en la esquina de una sala de clases y tuvo tanto éxito que Scott Ertl supo que se debían instalar muchas más.
Con la ayuda de ciertas organización Scott pudo implementar una sala de clases con varias bicicletas estáticas. Los profesores programaron clases de lectura de 15-20 minutos y los estudiantes debían llevar un libro o una revista educativa.
La escuela quiso saber sobre los reales beneficios de este “proyecto” por lo que se hicieron unos estudios que arrojaron excelentes resultados. Debido a que a los niños les encantaba pasar tiempo en la sala de lectura, las calificaciones en las pruebas de lectura subieron considerablemente y gracias a ello este programa informal de educación se ha implementado en 30 estados en Estados Unidos.
Fuente: upworthy
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