Steve Greig es una persona dueña de una enorme casa y de un corazón aún más grande. Fue cuando murió uno de sus más amados perros que fue a un refugio local de animales y pidió ver a la mascota que nadie se llevaría, el que estuviera más cerca de ser sacrificada.
Ése fue sólo el comienzo de lo que se ha vuelto una causa personal: adoptar a tantos animales como pueda para salvarlos de la inyección fatal. Esto ha hecho que la casa de Greig se vuelva una suerte de asilo de mascotas, donde van a parar los animales que de otra forma hubieran pasado el resto de sus días encerrados hasta que tuvieran que ser dormidos.
La lista no sólo incluye perros,
Sino otros animales como una paloma llamada Allie y también un cerdito anciano llamado Bikini
“Tienes una buena idea de lo que quieres cuando alcanzas cierta edad”, ha dicho Greig, “y estos perros conocen esa identidad, y es más fácil generar una relación afectiva con quienes ya saben quiénes son”.
Realmente hacen una familia muy adorable
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