Esta es la historia de Peanut, un pequeño perro chihuahua que merodeaba en su casa alrededor de las siete y media de la mañana, hasta que se encontró con un bocadillo. Atacó sin saber que lo que se comía era una galleta de marihuana que un amigo de su dueño había dejado olvidada por ahí.
El pobre animal, de sólo 2,7 kilos de peso, quedó colocado al instante y tuvo una extraña y documentada experiencia con la que cualquier joven primerizo en las drogas puede empatizar:
“Lo llevamos a la Clínica Universitaria Veterinaria de nuestra zona”, contó uno de sus dueños, quien además subió las fotos a Imgur.
“Peanut pesa menos de 3 kilos, así que estábamos preocupados por la cantidad que podía haber ingerido”, continuó, “además había algo de chocolate en la galleta, así que queríamos estar seguros de que todo iba bien. Lo curioso es que no se sorprendieron en absoluto, claramente no era la primera vez que veían a un animal colocado.”
“En general siempre es un perro muy feliz, pero definitivamente esta marihuana era de las que te da paranoia”, añadió en la red social, “porque además de ser incapaz de mantenerse en pie, estaba muy inquieto y asustado. Pobrecito”.
“Lo tuvieron allí unas diez horas. Le indujeron el vómito y le dieron de comer una especie de carbón para que le ayudase a absorber el resto. Cuando volvimos a casa ya estaba bastante normal”.
“Estamos muy contentos de que Peanut se encuentre bien y esperamos que diga no a las drogas en el futuro”.
Pobre Peanut ¡Vaya susto!
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