Cada quien tiene sus propias obsesiones, lo que para uno es de suma importancia, para otro es una banalidad. Existen personas muy quisquillosas que tienen cuidado con todo lo que tocan, comen o hasta donde pisan. Pueden ser obsesivas con el orden, la limpieza, mientras que a otros eso no les importa en lo absoluto. Sin embargo, es común que las personas sientan cierto recelo cuando se trata de los baños públicos.
Aunque los evitamos, existen ocasiones en las que no queda opción y cuando eso ocurre intentamos no revisar demasiado los alrededores, para no encontrarnos con nada desagradable que nos salir corriendo. No obstante, tomamos precauciones forrando la tapa del inodoro para evitar los gérmenes del inodoro. Lamentablemente, el papel higiénico no repele las bacterias sino que todo lo contrario. El asiento del inodoro está especialmente diseñado para repeler los gérmenes, la curva del asiento tiene un propósito, al igual que la superficie lisa, que evita que las bacterias se adhieran por los alrededores.
Así que, si usamos un baño público que esté seco, nuestro cuerpo no correrá ningún peligro. Pero existe algo que sí está lleno de gérmenes y bacterias y eso es el papel higiénico.
Al tirar la cadena, los gérmenes se esparcen por todo el lugar: las paredes, el pomo de la puerta, el secador de manos y lógicamente, el papel higiénico. A diferencia del asiento de los inodoros, el papel es el lugar ideal para las bacterias.
Junto con la cadena del inodoro, el secador de manos es uno de los mayores responsables de la expansión de gérmenes, porque mediante la presión del aire, las bacterias que se quedan en nuestras propias manos se esparcen.
Es decir que, si tenemos que utilizar un baño público, debemos de tener en cuenta que no es necesario construir una barrera con papel higiénico y recuerda cerrar la tapa antes de tirar la cadena, así evitarás que los gérmenes se expandan. Te recomendamos usar propias toallitas o pañuelos para limpiarte y evita el secador de manos.
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