El sábado recién pasado, finalizó trágicamente una búsqueda que sacudió a todos los habitantes de Uruguay: la del pequeño Felipe Romero, quien había sido secuestrado por Fernando Sierra, el entrenador de su club de fútbol con el que tenía una relación tan cercana que incluso se habían ido de vacaciones juntos y lo llamaba “papá”.
Tan cercana también como para que la psicóloga que estaba tratando al menor, luego de detectar comportamientos extraños, le recomendara a su madre que dejara de verlo, según lo afirmado por María del Carmen Romero, tía de Felipe.
Sin permiso de la madre, Sierra fue a buscar al menor a su colegio el jueves. Fue lo último que se supo de ellos hasta el sábado, cuando los encontraron sin vida en una quebrada a unos 150 kilómetros de Montevideo.
Según confirmó Erode Ruiz, jefe de policía de Maldonado, la localidad donde vivían ambos, Sierra le disparó al menor y luego se suicidó.
Felipe es hijo del conocido exfutbolista local Luis Romero, quien era un “padre ausente”, según el testimonio que su madre.
Sierra conoció a Felipe en 2015, a través del Club Defensor de Maldonado, equipo de baby fútbol del que era entrenador y donde jugaba el menor. Y a pesar de que Sierra estuvo a cargo del grupo de Felipe muy poco tiempo, comenzaron una estrecha relación.
Sierra, quien hasta su muerte se seguía desempeñando como entrenador del club, se presentaba como un “amigo de la familia”, por lo que a nadie le extrañó la cercanía.
“Fernando siempre fue una persona tranquila, muy correcto, muy educado con los chiquilines, muy respetuoso. Nada hacía pensar que pudiera pasar una cosa de estas”, aseguran quienes lo conocían.
Sierra participaba en reuniones de la escuela de Felipe, lo iba a buscar y a dejar e incluso viajó con él en vacaciones, con permiso por escrito de los dos padres, a Brasil.
María del Carmen Romero aclara que el padre autorizó el viaje porque la idea inicial era que fuera toda la familia, es decir, Felipe con su madre, su hermana y Sierra.
Sierra se convirtió en el modelo paterno de Felipe, hasta que después de uno de los viajes que hicieron juntos la psicóloga del niño llamó a su madre.
“Vio pautas en Felipe que indicaban que algo no estaba bien”, le contó la madre a El País. La profesional también le recomendó que no dejaría más a Felipe a solas con el entrenador.
El miércoles, mientras Sierra estaba en la cancha del club y Felipe también estaba entrenando, la madre de Felipe se llevó a Sierra a un lado y conversaron a solas.
“Mira Fernando, las psicólogas me advirtieron que no puedes volver a estar a solas con Felipe. Tómalo como quieras. Pero debes aceptar esto que te estoy planteando. Te lo pido por favor”.
“Si no puedo ver más a Felipe me mato”, fue la respuesta del entrenador, según la madre.
Luego de la desaparición del pequeño, comenzaron las campañas en redes sociales y los amigos de la familia se ofrecieron de voluntarios para participar en la búsqueda junto a la policía.
Las campañas se desplegaron por todo Uruguay para dar con el paradero de Felipe. Y al conocer el trágico resultado, fue el propio Ministerio del Interior el encargado de dar la noticia:
“El peor desenlace tuvo la búsqueda de los desaparecidos”, comunicó el Ministerio del Interior de Uruguay a través de su cuenta de Twitter.
“Lamentablemente en la mañana de hoy un equipo de rastreo ubicó en una quebrada de las sierras de Villa Serrana los cuerpos sin vida”.
¡Qué tragedia el desenlace!