Cinco decapitados aparecieron colgados de dos grúas. Permanecieron ahí durante días, con el fin de que todo el mundo los viera.
Y los responsables de esta barbaridad no fueron ni narcos, ni mafiosos, ni un grupo de terroristas. Fue un gobierno, principal pilar de un Estado.
El culpable de esta grotesca demostración de poder y opresión es el gobierno de Arabia Saudita.
Y esto es sólo un brutal ejemplo de lo que deben enfrentar los ciudadanos saudíes a diario: ejecuciones en plena calle, decapitaciones, latigazos, penas de prisión de duración exagerada y un cruento etcétera.
Ahora, un documenta llamado “Saudi Arabia Uncovered” (“Descubriendo Arabia Saudí”), realizado en conjunto por la cadena estadounidense PBS y la británica ITV, denuncia toda la brutalidad con imágenes que fueron grabadas de forma clandestina en el país.
En el documental se puede ver la decapitación de una mujer en plena calle, acusada de asesinar a la hijastra del mismo verdugo, que es parte, juez y ejecutor. “Yo no lo hice”, grita la mujer antes de que su cabeza ruede por el suelo.
En otra escena, varios policías blanden látigos contra un grupo de mujeres, dejando a una botada en el suelo de dolor.
Las mujeres son ciudadanas de segunda clase en Arabia Saudita: no sólo sufren violencia a diestra y siniestra, también se les prohíbe salir solas a la calle, conducir un auto, maquillarse, llevar otra ropa que no sea la abaya o probarse prendas en una tienda.
Es justo en una tienda donde ocurre otra impactante escena: mientras una mujer compra tranquilamente, un hombre se acerca y la tira al suelo sin ninguna razón, para luego seguir su camino.
La pena de muerte es una realidad en este país, y puedes ser ejecutado por asesinato, violación, robo, consumo de drogas, adulterio o incluso brujería. Sólo en 2015, más de 150 personas fueron ejecutadas.
Además, cualquier crítica al régimen puede conllevar 10 o 15 años de prisión en un juicio que no conoce el debido proceso.
Estas irregularidades han sido denunciadas ampliamente por organizaciones como Amnistía Internacional, pero los tratos de los líderes saudíes con importantes naciones mantienen ciertamente blindado a este gobierno.
La venta de armas de Gran Bretaña y España al gobierno de Riad a cambio de petróleo son un ejemplo.
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