En 2009, la Iglesia Católica se vio sumida en un nuevo y tremendo escándalo, al revelarse que varios curas habían abusado de hasta 67 niños discapacitados auditivos en el instituto episcopal Provolo de Verona, Italia. La denuncia había sido interpuesta por los propios niños, ahora adultos, pero el caso había llegado un punto muerto debido al hermetismo de la Iglesia y el traslado y/o fallecimiento de los supuestos curas abusadores.
Así había ocurrido hasta que, el pasado febrero, uno de los curas implicados, Eligio Piccolli, confesó a un falso ex alumno las vejaciones realizadas en aquella escuela.
La confesión, fue grabada con una cámara oculta y, no solo da testimonio de lo ocurrido, sino que cuenta como la Iglesia, conocedora de los hechos, los alejó de la polémica trasladándolos hasta Argentina y otros países de Latinoamérica.
Algunos de los acusados han muerto ya, pero otros continúan cómodamente escondidos, como el propio Eligio Piccolli, quien fue condenado por la Congregación para la Doctrina de la Fe (brazo ejecutor de la ley interna vaticana) a alejarse de todo contacto con niños y dedicarse a rezar en “penitencia”. Condena que cumple en un lujoso hotel vaticano donde recibe también atención médica.
Que solo la Iglesia los juzgue y remita su pena a su dios no calza con el mundo de los hombres, en donde se deben cumplir las leyes y todos deberían ser puestos a disposición judicial.
Este es el video de la confesión, y más abajo su transcripción completa:
Tras el saludo, el anciano cura -acostado en su cama- y el falso exalumno del Provolo, comienzan a charlar.
Piccoli- ¿Quién los conoce acá? Preséntense ya que no los conozco.
Somos sus exalumnos del instituto.
P- ¿Exalumnos?
Sí, ex. Usted sabe, en Verona a menudo se habla de los escándalos en el Instituto Provolo. Y me dieron ganas de saber si esos rumores eran ciertos.
P- Pasado, pasado…
Esas cosas que dice la Asociación de Sordos, ¿son verdaderas?
P- Algo es cierto, hay mucho de cierto, pero puesto que son corruptos…
¿Qué?
P- Los sordomudos son todos corruptos y tienen intereses como para asegurarse
¿Pero esos rumores son ciertos?
P- Ciertos, ciertos, sí
-¿Se hacía también sexo con los niños, marturbaciones?
P- Sí… Había un asistente de Bacacari, al que le dijeron “o vas a América o volvés a casa”. Y prefirió irse a casa. Después estaba aquel hermano, que se llama Sergio Orso. Era profesor de deportes de niños sordos, jugaba a la pelota y organizaba las partidas. Dentro del vestuario mientras los chicos se cambiaban decía “cierre la puerta con llave”, se bajaba los pantalones y después el asistente iba a ver (se ríe)…
¿Quién iba a ver?
P- Puerco… (se ríe y palmea a su interlocutor)
¿Qué era?
P- Lo visitaba él…
¿Visitaba?
P- Como era (hace un gesto hacia la ingle)…
¿Era mano larga?
P- ¡También!… Tomaba los miembros masculinos. Se tocaban, se masturbaban… Era débil, querido, débil, qué se le va a hacer… Después estaba Spinelli, que hacía “chistes de mano”… Estaba Don Rino… Después estaba Don Danilo, que está muerto. Era el profesional (carcajada)
Es decir, que abusaba
P- Cáspitas, tocaba. Tocaba, se ponía duro, ¡vos sabés cómo es! Puerco… (vuelve a reir y a palmear al falso exalumno)
¿Entonces era una cosa común, frecuente?
P- En esa época, sí
Es decir que lo hacían un poco todos los sacerdotes
P- Un poco todos, sí, sí
¿También sexo?
P- Sí, sí
¿Sexo?
P- Sí, sí
¿Y sodomía?
P- Sí, sodomía, ¿qué hay?
¿Y los sacerdotes, cuando se sabía, eran retirados?
P- Eliminados, vía.
¿Cuando se descubrían los abusos?
P- Estaba Don Turati, por ejemplo, que hizo esas cosas y luego “a América”
¿Eran enviados cuando se descubría que habían realizado abusos a los niños?
P- Sí, a Argentina, a Argentina
¿Todos estos sacerdotes del Instituto Provolo que rean enviados a Sud América eran pedófilos?
P- No, no todos, no pienses mal, eran algunos…
Piccoli tembién habló de la complicidad de las monjas del Instituto Gresner.
P- Sí, los niños del Gresner venían acompañados en grupos y ahí había una monja con el grupo. Entonces uno a la vez entraban a confesarse y cuando terminaba entraba otro. Ahora las hermanas están bajo control.
¿Por qué?
P- Ellas también, por sospechas de tocamientos. Ahora se sabe de la superiora y de que llegó a haber cinco monjas investigadas. Dicen: “Pero somos inocentes, no hicimos nada, si nos envían lejos ¿a dónde vamos?” Son hermanas que tienen una colección de niños sordos y “subnormales” de 5, 6 y hasta 15 años. Cuando venían a la confesión, había que ver qué cosa grande (señala a los genitales y se ríe).
Y recién entonces Piccoli menciona su propia experiencia como abusador, comentiendo hechos a los que llama, sugestivamente, “bromas” o “chistes” alejados de cualquier valoración pecaminosa.
P- Yo la única broma que hice fue con un chico, que toqué donde no debía. Era un chico que siempre venía a verme a la habitación. Era tierno. Mientras que los otros estaban jugando él no jugaba. Hacía frío y yo le dije “vení a mi habitación que hace frío afuera”. Y en un momento me hizo ver su miembro.
¿Por qué lo tocaste? ¿Porque te gustaba?
P- Fue él el que me hizo ver su miembro.
¿Él, por su propia voluntad?
P- Sí, sí. Me mostraba lo que hacía con los niños y luego le vino una erección. Y en un momento perdí la cabeza yo también. Lo agarré por la espalda y le dije “Puerco”. ¡Y eso es todo! La única vez.
Lo que ocurrió en esa habitación era un pecado, ¿no?
P- No, depende. Porque machos con machos es una broma, eran bromas aquellas. En cambio si se hace con una mujer se vuelve más grave. ¿Qué es un pecado? Es la persión del mal, el deleite del mal. Pero si es por necesidad, por una broma, no hace nada. Es como cuando se tiene el vicio de fumar, acá se tiene el vicio de (hace el gesto de la eyaculación)… Sentir la necesidad de ventilar, y entonces… ¡Pero es cierto que cuando uno se ha confesado, tiene el deber de olvidar!…
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