Una presentadora de televisión del canal estatal norcoreano realizó el anuncio, confirmando que “la primera prueba de una bomba de hidrógeno del país ha sido realizada exitosamente a las 10 de la mañana del 6 de enero”.
La noticia de este ensayo generó alarma y Estados Unidos llamó a Corea del Norte a cumplir con sus compromisos y obligaciones internacionales, y dijo que respondería a las provocaciones. Mientras que China, el principal aliado de Corea del Norte, dijo que se “oponía firmemente” a este tipo de prueba y que consideraba que se había realizado “a pesar de la oposición de la comunidad internacional”.
Por su parte, el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, dijo que la detonación era una amenaza a la seguridad de su país y que no podía tolerarse.
Los rumores de la detonación corrieron cuando el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) detectó un sismo de una magnitud de 5,1 a unos 50 kilómetros de un lugar llamado Punggye-ri y se temió que pudiera haber sido provocado.
Este tipo de bomba utiliza el proceso de fusión para crear una explosión mucho más potente que la de la bomba atómica, y con una carga más ligera.