Los suburbios de la ciudad portuaria de Lagos, en Nigeria, acogen el barrio rojo de Badia.
Los burdeles de la zona han llamado la atención de reporteros y extranjeros debido a la existencia de prostitutas que cobran 2 dólares su servicio a cada cliente, quien tiene conocimiento previo de que están infectadas con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH).
Estas mujeres han sido llamadas “Las Ángeles de la Muerte”.
Este país de África Occidental, que tiene una población de 140 millones, es el tercero en el mundo con mayor número de personas infectadas por el VIH, luego de India y Sudáfrica.
De hecho, según cifras del Journal of Public Health iraní, el 4,1% de la población adulta del país tiene VIH.
La cantidad de personas seropositivas sólo en Lagos, equivale a toda la población de Amsterdam.
Y lo peor de todo es que, según datos de las Naciones Unidas, el 80% de las personas con VIH no tiene acceso a un tratamiento médico.
El reportero gráfico Ton Koene se adentró en el barrio rojo para captar la realidad de las “Ángeles de la Muerte”.
“Si llegas en auto, puedes oler el virus del VIH desde afuera”, le dijo el taxista a Koene cuando lo llevó hasta el barrio, según el fotógrafo le contó al Mirror. Un comentario tan inapropiado como irrespetuoso, pero que el conductor justificó con “el humor negro” nigeriano.
“Cuanto más joven y bonita es la muchacha, más cara es. Los hombres visitan a las prostitutas como si estuvieran caminando en una panadería”, añadió el taxista.
Como si fuera poco tener VIH y no poder acceder a un tratamiento, las mujeres -que trabajan desde los 14 años en adelante- también sufren violencia física y verbal, violaciones, secuestros y robos en su propio trabajo.
Usualmente ganan unos 10 dólares por día.
Por ello, muchas se ven obligadas a contratar un guardia que pueda vigilar el dinero en efectivo que juntan en una habitación.
Muchas de ellas, que tienen menos de 14 años, quedan embarazadas.
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