Aún hoy, en el año 2017, muchas personas creen que la homosexualidad es una enfermedad y que puede ser tratada y curada, pero no pueden estar más lejos de la realidad.
Sin embargo esto no llega hasta ahí, existen lugares en donde hay clínicas destinadas a la “sanación” de las personas con esta orientación sexual.
Y eso no es todo, en aquellos centros se utilizan métodos bastante poco ortodoxos y es muy distinto a cómo funcionaría una clínica ante una enfermedad real. Básicamente se tortura y se condiciona a las personas para que dejen de lado sus “prácticas homosexuales”. Lo peor de todo es que esto es de conocimiento público.
Paola Paredes, fotógrafa, creó estas fotos para revelar la horrible realidad que deben vivir las personas que son internadas en los centros de rehabilitación para la homosexualidad en Ecuador, su obra se titula “Hasta que cambies”.
Anteriormente había sido reconocida por su obra “Unveiled” (Revelación), en donde documentó el momento en que le confesó a sus padres sobre su homosexualidad.
Una de sus amistades le contó sobre estos centros en donde se realizaban prácticas que perfectamente podrían ser consideradas como tortura, entre las que se incluyen inanición, abuso y hasta “violación correctiva”.
Estas clínicas utilizan como fachada el tratamiento del alcoholismo y la drogadicción, pero por un precio extra, entre 500 y 800 dólares al mes, también tratan la homosexualidad de una forma clandestina.
“Estaba atravesando mi propio viaje con mi sexualidad en ese momento, y saber esto me afecto de una forma totalmente personal. El pensamiento de que pudiese estar encerrada en una de esas clínicas estuvo en mi mente por años y creo que, en mi interior, sabía que tendría que crear algo al respecto”.
Paola Paredes, fotógrafa.
Por esto decidió infiltrarse de forma encubierta en uno de los centros con un micrófono escondido en su sostén. Le pidió a sus padres que la llevaran a las instalaciones para que pudiese ver por sí misma lo que sucedía y así inspirar su trabajo.
Finalmente pudo obtener las historias que quería contar sobre estos actos terribles.
“Lo que más me impactó fue cuando vi a las chicas. Habían sido obligadas a llevar maquillaje y mis informantes lo habían descrito de forma perfecta: labios rojos y brillantes, mejillas rosadas y delineador azul”.
Paola Paredes, fotógrafa.
Paola pudo presenciar por sí misma todo el horror que sucede al interior de estas clínicas y así se inspiró para crear su obra compuesta de una serie de fotografías que reflejan esta terrible realidad.
Lo peor de todo es que esto no sucede solo en Ecuador, si no que también existen este tipo de clínicas en diferentes países de todo el mundo.
¿Qué te parece esta forma de “educar” y “sanar”?
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