Cuando piensas en Venecia, seguramente te imaginas en una góndola paseando por sus canales. Sin embargo, quienes decidieron pasar el Año Nuevo en esta ciudad, fueron testigos de una postal muy diferente a la que solemos ver: los canales no tenían prácticamente nada de agua.
Lo usual es que Venecia se inunde durante el invierno boreal debido a las lluvias, el deshielo y las mareas altas. De hecho, el año pasado el nivel del mar subió hasta 25 centímetros, manteniendo el panorama habitual.
Cuando hay marea alta, una alarma se activa para advertir a los vecinos de la inminente inundación. Pero cuando hay marea baja, como en este caso, la única señal es que el Gran Canal deja sin agua a los ríos y canales.
Al finalizar el 2016, la marea había bajado 66 centímetros, ofreciendo imágenes insólitas como éstas.
Las imágenes no eran lo único impresionante: el fango acumulado generaba un olor pestilente en contacto con el aire que inundó la ciudad.
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