La lectura de la mente, debido a que no es una ciencia probada, se apoya en distintas tácticas, como la lectura cuidadosa del lenguaje corporal. Que aunque no existe un lenguaje universal corporal, si existen ciertas actitudes corporales que de alguna manera delatan estados mentales y enfatizan o niegan lo que se comunica. Sin embargo hay algunos trucos para leer la mente.
Cada persona tiene sus peculiaridades. Por ejemplo, durante una conversación miran el piso, cruzan los brazos en el pecho, tosen, se rascan el cabello o mueven una pierna.
Se comportan así por distintos motivos. Saber definir el modelo básico del comportamiento te ayudará a entender cuándo estas acciones solo son cuestión de costumbre y cuándo son una señal de engaño, ira o nerviosismo.
Presta atención a la discrepancia entre el modelo básico del comportamiento que has definido, y las personas y los gestos de la persona.
Por ejemplo, notaste que alguien tiene la costumbre de aclarar la garganta cuando se pone nervioso. ¿Hay algo oculto detrás de eso de lo que parece a primera vista?
Un gesto o una palabra no siempre contienen sentidos ocultos. Sin embargo, cuando un gesto le sigue al otro, presta atención a eso.
Por ejemplo, alguien no solo se aclara la garganta sino al mismo tiempo se rasca el cabello y juega con sus pies. En este caso debes aprender a actuar con precaución.
Cuando hayas notado que alguien actúa un poco diferente que de costumbre, ve más allá en tus observaciones. ¿Cómo interactúa con otras personas en la habitación? ¿Cambia su expresión del rostro? ¿Qué tal su postura y lenguaje corporal?
Las neuronas espejo ubicadas en nuestro cerebro, reflejan el estado de nuestra mente. Por ejemplo, la sonrisa activa los músculos que responden por una expresión del rostro alegre. Y cuando fruncimos las cejas, mostramos nuestro disgusto.
Al ver a la persona que nos gusta, enviamos la señal a los músculos de la cara para que se relajen. Si un rostro no te corresponde con sentimientos mutuos, esta persona te está enviando un mensaje: no le caes bien o no le gusta lo que hayas hecho.
La persona más fuerte no siempre es la que encabeza la mesa. Una persona segura de sí misma, por lo general, tiene una voz autoritaria (no confundir con fuerte).
A menudo el líder del grupo es una persona débil quien, en gran medida, depende de los demás. Identifica quién tiene la voz más autoritaria en el grupo y tus probabilidades de alcanzar el éxito aumentarán.
Muchas veces los movimientos de las personas carecen de fluidez. Y si una persona mira hacia abajo, quiere decir que le falta confianza.
Si has notado estos rasgos en la conducta de un miembro de tu equipo, puedes alabarlo para fortalecer su confianza. O hazle preguntas directas para sacar de él las cosas que teme decirte por su cuenta.
Las palabras de acción (por lo general, son verbos) te dan la noción completa acerca de la forma de pensar de una persona.
Por ejemplo, si tu jefe dice que “decidió trabajar con la marca X“, la palabra de acción será ”decidió”. Tan solo esta palabra indica que, lo más probable es que tu jefe: a) sea poco impulsivo, b) haya estudiado varias opciones y c) calcule todo varios pasos adelante.
Cada uno de nosotros somos una persona única pero existen preguntas básicas cuyas respuestas te ayudarán a leer a la gente sin importar quién sea:
- ¿La persona es introvertida o extrovertida?
- ¿Son las relaciones humanas el punto de partida en todos sus actos?
- ¿Cómo lidia con el riesgo y la confusión?
- ¿Qué nutre su ego?
- ¿Cómo se comporta en una situación de estrés?
- ¿Cómo se comporta cuando se relaja?
¿Te atreves a probar estas técnicas?