Esta historia no es fácil de contar sin quedar con una sensación de tristeza profunda. Se trata de Dagmara Przybysz, una joven hermosa y simpática, popular entre sus amigos. Su familia se había mudado a Inglaterra cuando ella sólo tenía nueve años, dejando en Polonia a todos sus seres queridos, soñando con una vida mejor y más estable para su hija. Económicamente, su esfuerzo les pagó con creces y Dagmara jamás sufrió carencias.
Aunque tenía el apoyo de un grupo pequeño de amigos, los matones escolares de turno las emprendieron contra ella desde un comienzo. Si bien en sus primeros años recibía sólo comentarios como “estúpida polaca” y “regresa a tu país”, como suele ocurrir, con el paso del tiempo el abuso se volvió más cruel.
Los matones actuaban en grupo y culpaban a la adolescente de cosas que no había hecho. La empujaban en los pasillos. Inventaban terribles rumores que por su puesto daban base a las burlas. Sus padres aún están confundidos y perturbados. Dagmara era conocida por defender a otros niños de Europa del este. Una de sus amigas confirmó que Dagmara aguantaba todo el dolor en silencio:
“Me sentaba junto a ella en clases. Un día comentó que las chicas de otra clase le habían dicho que ‘este no era su lugar” porque era de otro país. Le dije que debía reportarlo, pero la única razón por la que sé esto es porque me lo dijo directamente”
El día en que se quitó la vida, Dagmara llamó a su padre desde la escuela:
“Estaba muy alterada, llorando, pero no me quiso decir la razón. Luego me dijo que tenía problemas en la escuela, pero que no los iba a entender. Le dije que volviera a clase, que hablaríamos por la tarde” -Jedrzej Przybysz-
El día anterior, se había herido el brazo y la mano durante una clase de educación física. No le dijo a sus padres, pero lo que ocurrió es que un grupo de chicas comenzó a acosarla hasta que, en la desesperación, golpeó una pared hasta herirse lo suficiente para que la sacaran de la clase.
Su tío Tomasz Dobek la pasó a recoger: “Vimos a dos chicas sentadas en el pavimento y Dagmara me dijo, ‘¿tío, podemos atropellarlas? Luego me confesó que se había herido golpeando una pared porque esas chicas la estaban molestando por no poder hacer un ejercicio correctamente”.
Dobek se limitó a comentar a la familia que Dagmara estaba pasando un momento difícil, pero no más, cosa que ahora lamenta terriblemente.
Dagmara abandonó su clase de matemáticas y, según las cámaras de seguridad, entró a un baño a las 12:14pm. Pasaron más de 90 minutos antes de que alguien la encontrara, a pesar de que algunas personas lo usaron en ese periodo. Nadie escuchó o vio nada. La joven de tan solo 16 años se colgó en uno de los baños.
Nunca antes había sido más importante tener una relación de confianza con los niños y jóvenes. Hay que dejarles claro que todo tiene solución excepto la muerte y que jamás, jamás va a ser correcto herir a otro ser humano si no es en defensa propia y mucho menos por su lugar de origen. Esto es algo que como adultos, también deberíamos tener presente, porque si no se enseña odio, el niño o niña no lo aprende.
Comenta esta lamentable noticia y tratemos de cambiar la situación , para que no hayan más Dagmaras en el mundo.