La siguientes historia es bastante fuerte, ya que, contiene descripciones impactantes, sin embargo, es una realidad que aunque sea cruda debemos conocerla para que se pueda evitar. Los distintos países continuamente hacen campañas para prevenir los accidentes automovilísticos a causa del alcohol.
Sin embargo, muchas personas continúan siendo irresponsables y siendo un peligro no solo para ellos mismos, sino para las personas inocentes que manejan sus autos con precaución y muchas veces en familia. Una lástima el final de la historia.
Esto fue escrito por un paramédico, unas pocas horas después de ver como una familia era destruida.
“Para todos aquellos que no lo sepan: yo soy paramédico en San Diego (USA). Normalmente no contaría abiertamente historias de mi profesión, pero en este momento lo quiero hacer, por el solo hecho de que ustedes “Imbéciles”, lo piensen 2 veces mejor antes de conducir un auto estando borrachos.”
“Hace un par de horas llegué a casa. Acabo de atender mi última emergencia del día y ahora me siento a escribir estas líneas. Estaba en el triste escenario de un gravísimo accidente de tráfico. Un auto yacía volcado sobre su techo, otro se había chocado contra un muro de piedra. Una mujer bañada en sangre estaba sentada en el andén de la vía. En su regazo yacía un bebé, cortado en 2 partes. Ella trataba desesperadamente una y otra vez entre lágrimas y gritos, de unir nuevamente la cabeza de su bebé con su pequeño cuerpecito.”
En el otro lado de la intersección, caminaba hacia mí un hombre desesperado quién llevaba en sus brazos el cuerpo de una niña sin vida. En cuanto me bajé de la ambulancia, él puso a su hija de 7 años en mis brazos. Permanecía quieto observando como nosotros tratábamos por todos los medios de reanimarla, le dimos medicamentos, desfibrilador e introducimos un tubo por su garganta, pero lamentablemente todo fue en vano.”
“El auto de la familia, había sido “embestido” en uno de sus laterales, por el auto de un hombre completamente borracho que se había saltado un semáforo en rojo a más de 100 km/h. La niña había salido disparada por la ventana más de 10 metros y la cabeza del bebé había sido separada de su cuerpo por la lata del capó del auto que los chocó. Los padres y el ebrio conductor solo tuvieron algunos rasguños, mientras que los niños perdieron la vida.” Hoy me tocó ver cómo era destruida una familia. ¡Por favor, dejen de ser unos completos idiotas!
Lamentablemente, en la mayoría de los casos son los inocentes quienes terminan siendo víctimas de los borrachos que se ponen al volante. Para esta gente el sentido de la responsabilidad y el respeto por la vida de los demás tristemente no existe.
Comparte esta historia con todos tus contactos, para recordar una vez más que el alcohol y conducir jamás se deben mezclar.
