No ha podido tener un respiro luego del divorcio con Brad Pitt. Además del estrés de la situación, su familia y trabajo, debe prestar más atención a su salud.
Así lo reveló en una entrevista concedida a la revista Vanity Fair, donde comentó que: “A veces, nosotras las mujeres con hijos nos ponemos en el último lugar… hasta que nos trae consecuencias a la salud propia”.
Así tal cual le ocurrió. La famosa actriz y filántropa de 42 años confesó que tiene la presión arterial alta y desarrolló una condición llamada Parálisis de Bell.
La Parálisis de Bell resulta del daño a los nervios faciales y provoca cierta inmovilidad muscular, que en el caso de ella, se dio en uno de los lados de su rostro.
Pero eso no ha sido todo en cuanto a salud. Hace unos años, específicamente en 2015, se realizó una histerectomía y, anteriormente, se sometió a una mastectomía. Esta decisión la tomó luego de tener conocimiento de que posee una mutación genética que la hace ser más propensa a padecer de cáncer de mama y ovario.
Pese a todo esto, señaló que la fortaleza la saca por sus seis hijos.
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