¿Qué es lo peor que puede pasar en tus primeras dos horas de matrimonio? Creo que la mayoría de la gente respondería que muy poco, y generalmente tendrían razón pues es bastante poco tiempo luego de una situación alegre, como para que alguien pueda arruinar esa felicidad.
Pero como siempre, las excepciones existen y este caso es una de ellas. Resulta que dos horas después de la ceremonia, el esposo le pidió el divorcio a su mujer. Y todo por esta foto:
No cabe duda de que las nuevas tecnologías han llegado para revolucionar nuestras relaciones sociales y han creado nuevas geografías para habitar e interactuar. Pero no siempre es para bien.
Y es que estas nuevas formas de socialización constituyen en algunos aspectos una nueva forma de invasión a la privacidad. Justamente aquello fue lo que afectó al novio, quien obligó a su novia a firmar un acuerdo prenupcial donde le prohibía compartir las fotos de su boda en las redes sociales.
Apenas se vio en Instagram, el hombre decidió sacar a relucir el contrato que habían firmado y le pidió el divorcio.
Y aunque hay muchas opiniones respecto a este caso particular, cabe reflexionar sobre la hipermediatización de la experiencia. Es decir, si actualmente no publicas cada cosa que haces (o, Dios te perdone, no tienes cuentas en Facebook, Twitter o Instagram), simplemente no existes. Quizás algunos puedan vivir con esa invisibilidad en la web, pero otros no.
Quizás deba agregarse un nuevo voto al matrimonio, al lado de la promesa de estar juntos en salud y enfermedad: prometo estar contigo tanto offline como online.
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