El mayor temor de los padres es que su hijo pueda padecer alguna enfermedad crónica, alguna discapacidad o algún mal irremediable, básicamente porque no desearíamos verlo sufrir.
Exactamente así fue para Shelly Wall que actuó a pesar de los consejos médicos y hoy ama incondicionalmente a su pequeño Noah:
Mientras estaba embarazada, sus médicos le aconsejaron que lo mejor era interrumpir el embarazo, pues Noah sufría un daño en el líquido hidrocefálico que dejana prácticamente inútil el 98% de su cerebro.
Pero Shelly quiso tenerlo de todas formas y recibió al pequeño con todo el amor del mundo.
Noah tuvo momentos muy difíciles, especialmente en sus primeros años donde necesitaba ayuda de toda su familia, y su desarrollo no fue como el de los otros niños. Pero con el tiempo, su cerebro se fue desarrollando de a poco.
A los 4 años ya había aprendido a hablar y a escribir su nombre, y espera pronto poder caminar sin mayor dificultad.
Sus problemas son principalmente motrices, pero ha sorprendido a todos los médicos con su desarrollo. Es un caso tan único que incluso la BBC se propuso hacer un documental sobre Noah para mostrar su historia sin parangón.
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