A quien cobra por la habitación no le vemos la cara al acudir a un motel, el estacionamiento es privado. Son la expresión máxima de la intimidad, mal usada por algunos y disfrutada por otros. Un motel es casi lo mismo que un hotel con la única diferencia que los huéspedes viven en la misma ciudad y por lo general no se quedan por la noche sino que van por algunas horas, entre 3 y 6, en pareja o incluso en tríos y cuartetos. Pero nunca solos.
No todas las historias de moteles hablan de románticos paraísos para dar rienda suelta al amor, sino también de lúgubres rincones, llenos de misterio y marcados por extrañas situaciones. Aquí recopilamos algunas.
1. “Sí, nos resbalamos con tus condones usados”.
“Lo que más encontramos en las habitaciones son condones. Al parecer los dejan donde se caen. Una vez casi me resbalo con uno que estaba en el piso”.
2. “Tenemos que tirar todos los objetos con forma de pene que usas y dejas atrás”.
“Hemos encontrado pepinos, zanahorias, bananas… es muy extraño para nosotros porque no se nos ocurre la razón de usar un pepino o alguna otra de ellas”.
3. “Pero las personas también dejan atrás esposas, disfraces y otros juguetes”.
4. “Tenemos un cementerio de dildos por todos los que dejan olvidados”.
5. “Ponemos protectores de plástico en los colchones para mantenerlos limpios”.
“Todas las sábanas son enviadas inmediatamente a los limpiadores. Tenemos máquinas especiales para que nadie tenga que tocar nada y las sábanas vuelven completamente limpias”.
6. “A veces algunas mujeres se quedan a dormir mientras están en sus días. No me imagino qué hacen, pero a veces terminan ensuciando las paredes, puertas y espejos”.
7. “No tengo idea cómo lo hicieron, pero una vez alguien dejó una marca de trasero con sangre menstrual en la cabecera”.
8. “A veces vienen hombres solos, se quedan en una habitación y dejan atrás filetes usados”.
9. “Y a veces vienen mujeres con dildos y ven porno en la televisión”.
10. “Algunas parejas son muy silenciosas y otras hacen muchísimo ruido”.
11. “A veces vienen masoquistas y puedes oír bofetadas de sus habitaciones. Es difícil saber exactamente qué es lo que le da esa bofetada”.
12. “A veces traen sus propias velas. No voy a especular qué hacen con ellas, pero a menudo hay pequeños charcos de cera en la cama y pedazos de vela aquí y allá”.
13. “Trabajar en un motel te da estómago de acero, nada parece raro nunca más”.
14. “Vemos muchas más parejas gays que parejas heterosexuales estos días”.
¿Imaginabas que pasaban estas cosas?