No hay como el pan fresco. Y como van los tiempos, es difícil darse el espacio a diario para comprar el pan en porciones justas para comerlo antes de que se ponga añejo o duro.
Si estás harto de comer pan tostado, acá te traemos otras soluciones para devolverle parte de su frescor al pan viejo y hacerlo placenteramente comestible.
El truco del microondas
Humedece un poco de papel, sin mojarlo demasiado. Envuelve el trozo de pan duro con el papel y caliéntalo a máxima potencia por 10 segundos (si todavía no está a tu gusto, caliéntalo por más tiempo).
El truco del horno
Precalienta el horno a 150° C y envuelve el pan duro en papel de aluminio. Pon la bandeja a media altura y deja ahí el pan durante unos 5 o 20 minutos, dependiendo del tamaño.
Sácalo del horno y déjalo enfriar. Si está muy duro, puedes humedecer un poco el papel aluminio, pero muy levemente para que no quede blando.
El método del apio
Ideal para el pan de molde o rebanado. Introduce un par de tallos de apio en una bolsa de plástico y ciérrala bien.
Mete la bolsa en el refrigerador durante unas horas o, si está muy duro, puedes dejar el pan toda la noche. Al día siguiente, saca el apio de la bolsa y verás que algo seco: el pan ha absorbido su humedad.
¡Pruébalos y cuéntanos cómo te va! Comparte este post clickeando abajo.