Laith Ashley de La Cruz nació con órganos sexuales femeninos, pero es hombre. Desde que era joven supo que era trans y trabajó muy duro hasta poder adecuar su cuerpo a su identidad según necesitaba. Hoy, es un cotizado y atractivo modelo masculino que también lucha por los derechos de la comunidad LGBT, especialmente por la población trans.
Si bien tiene raíces dominicanas, nació en Harlem (Nueva York), tiene 26 años y es licenciado en psicología por la Universidad de Fairfield. Posteriormente, trabajó en un centro de rehabilitación para personas con VIH.
Fue hace dos años que el joven comenzó con una carrera como modelo que explotó en muy poco tiempo, llevándolo incluso a la New York Fashion Week en febrero pasado, además de trabajar junto a importantes fotógrafos como Bruce Weber.
“Ser un modelo es definitivamente emocionante. Siempre quedo en shock cuando voy al gimnasio o a alguna tienda y las personas me reconocen. Me hace sentir bien, pero es un poco chocante”, le dijo el joven a Metro.
Fue a los 5 años que Laith supo que había un “desajuste” en su cuerpo. El entorno y la discriminación hizo más difícil poder expresar esa identidad, según cuenta:
Mi transición fue muy difícil. No existe un manual ni directrices sobre cómo actuar y gestionar todo lo que sientes. Mi familia pensaba en mí como una chica un poco marimacho. Mi madre quería que tomara clases de baile y mi padre pensaba que era ‘la niña de papá’. Yo nunca me sentí niña, pero cuando cumplí 15 años, comencé a odiar mis curvas.
Fue a los 17, y mientras aún se vestía como mujer, que admitió frente a sus padres ser homosexual:
En ese tiempo no estaba seguro de qué significaba ser transgénero, por lo que solamente les dije que tenía una novia. Pero nunca me sentí bien con la idea de ser una mujer lesbiana.
Fue cosa de tiempo para que Laith se decidiera a seguir su corazón:
En el último año de secundaria comuniqué a mi novia que en ningún caso me sentía como lesbiana, sino como hombre heterosexual. Justo al mismo tiempo mi padre se enteró de que estaba cambiando y se enfrentó a mí. Me dijo que debía cambiar de apellido, que ya no era más su hija. Mi madre, aunque es muy religiosa, me quiere mucho, pero nunca logrará aceptar lo que soy.
Por suerte, con el tiempo su padre se lo empezó a tomar de mejor manera:
Le dije que si estaba orgulloso de mi, le quitaría el poder a las personas que me critican. ¿Qué importa lo que la demás gente piense, si hago que se enorgullezca.
A pesar de todas las complejidades, Laith es bastante feliz en su presente:
Cuando me miro al espejo,me siento satisfecho con mi imagen. Es la manera en que me quiero presentar al mundo. Este soy yo.
¡Así se hace Laith!
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