Tamika Cross es una ginescobstetra que se encontraba viajando en un vuelo de la aerolínea Delta cuando un pasajero perdió la conciencia. En su calidad de profesional de la salud, reaccionó como era esperable: se apresuró para ir a ayudar al hombre.
Sin embargo Cross quizás olvidó que Estados Unidos es Estados Unidos, un país lleno de racistas que han levantado a un millonario racista y misógino hasta llevarlo a una carrera presidencial. Así es como el personal de vuelo de la aerolínea no podía creer que ella, una mujer de color, podría ser doctora.
Tamika escribió su increíble experiencia en Facebook:
Estoy segura de que muchas otras jóvenes mujeres trabajadoras de Norteamérica pueden entender mi frustración cuando digo que estoy harta de que me falten el respeto.
Estaba en el vuelo DL945 en la aerolínea Delta y alguien 2 filas por delante de mí estaba gritando por ayuda. Su marido había perdido el conocimiento. Naturalmente respondí como doctora ya que nadie más estaba prestando asistencia. Me saco el cinturón de seguridad y aparto la mesa del asiento para pararme cuando una azafata dice “todos cálmense, es sólo un terror nocturno, se encuentra bien”. Sin embargo, continúo prestando atención.
Un par de minutos después vuelve a perder la conciencia y la azafata pide asistencia de un médico a bordo. Levanté mi mano para llamar su atención y me dijo “oh no querida, estamos buscando un médico o enfermera de verdad, no tenemos tiempo de atenderte”. Traté de informarle que era médico pero continuaba callándome con frases condescendientes.
Luego escucho preguntar de nuevo: “si hay un médico a bordo, por favor presionen su botón”. La mira fijo mientras presiono el botón y ella dice “oh vaya, ¿de verdad eres médico?”, y le respondo que sí. Me dice: “muéstrame tus credenciales, ¿qué tipo de doctora eres? ¿dónde trabajas? ¿por qué estabas en Detroit?” (recuerden que mientras tanto este hombre aún necesita ayuda y ella me está bloqueando el pasillo mientras me bombardea con preguntas).
Respondo “ginecobstetra, trabajo en Houston, estaba en Detroit en una boda, pero créalo o no DE VERDAD TIENEN MÉDICOS en Detroit. Ahora, si me da permiso, puedo ir a ayudar al hombre”. Un hombre blanco con apariencia de “experto” se acerca a nosotras y dice que él también es un médico. Ella me dice “gracias por tu ayuda pero él nos puede ayudar ahora, y tiene a la vista sus credenciales” (aclaro que él no le ha mostrado nada, sólo apareció y encajó con la “descripción de un doctor”). Me quedo sentada. Incrédula. Enojadísima (el hombre ahora responde las preguntas y se encuentra mejor, gracias a Dios).
Entonces esta jovencilla tiene el valor de preguntarme qué hacer por los próximos 10 minutos. Le digo que necesitamos medir sus signos vitales y azúcar en la sangre. Vuelve para reportarme una presión arterial de 80/50 (muy baja, para los no médicos) y contarme que no hay glucómetro. Continuamos haciendo trabajo médico, pero el asunto es que ella necesitaba de mi ayuda y yo continué ayudando a pesar de lo que me estaba guardando decirle. El paciente y su esposa no eran el problema, necesitaban ayuda y estábamos en pleno vuelo.
La azafata volvió y se disculpó varias veces, ofreciéndome kilómetros. Amablemente le dije que no. Esto es un problema que va más allá de ella. No quiero kilómetros gratis a cambio de evidente discriminación. Aunque sea por raza, edad, género, la discriminación no está bien. Ella no se saldrá con la suya, y yo aún conseguiré mis kilómetros.
Su post en Facebook ha sido compartido más de 5 mil veces y, aunque la aerolínea Delta no se ha pronunciado al respecto aún, pensamos que por la forma en que se está viralizando su historia pronto la empresa deberá hacer algo al respecto.
Ojalá que el personal de vuelo que le toque cuando vaya en su viaje de disculpa a Tahití no sea un montón de racistas condescendientes.
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