Fue el 14 de agosto de este año cuando Erika Poremski salió de su casa brevemente para buscar algo en su auto, y en un abrir y cerrar de ojos todo en su vida cambió. Por razones que se investigan, su casa de Baltimore estaba envuelta en llamas y ella se encontraba a salvo, pero lejos de Viviana, su bebé de 6 meses, y Polo, su perro de 6 años.
“Mi hija estaba en el segundo piso, pero el fuego y el humo eran tan fuertes que no podía traspasarlos”, contó Poremski a los medios, conmocionada y con quemaduras en las manos, “seguí saliendo y volviendo a entrar para seguirlo intentando, pero el marco de la puerta cayó no pude volver a entrar”.
El perro Polo nunca respondió a las llamadas de Poremski y se quedó en la habitación de la bebé. Cuando los bomberos salieron del edificio, reportaron que el animal estuvo cubriendo la mayoría del cuerpo de la niña con el suyo, reduciendo sus quemaduras a alrededor del 19% de su cuerpo. Bomberos pudo revivir a Viviana, pero no a Paolo.
“Él era todo para mí junto con mi hija”, declaró Poremski sobre su mascota, “he perdido todo de pronto, siento como si me ahogara y no pudiera salir”.
La niña se recupera positivamente de sus quemaduras.
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