Un director de funeraria alemán se encontraba haciendo sus labores diarias cuando escuchó un misterioso sonido en la sala de refrigeración y sufrió el impacto de su vida: una mujer de 92 años, que había sido declarada muerta sólo horas antes, se había despertado y empezado a gritar.
Las vociferaciones de la anciana espantaron de tal forma al funerario, que se desmayó en el acto. Recién cuando recuperó la conciencia pudo darse cuenta de lo que sucedía, y vio a la señora recostada en el ataúd gruñendo con los ojos abiertos, desorientada.
Fue entonces cuando los encargados pidieron una ambulancia para la mujer, que fue llevada al hospital pero que no pudo recuperarse, muriendo dos días después
De una enfermedad al corazón que aparentemente no tenía relación con el incidente.
La mujer había sido encontrada sin pulso en el asilo donde residía, donde un doctor la declaró muerta y fue llevada a la funeraria donde ocurrió el hecho, en la nortina ciudad de Gelsenkirchen. Una investigación ha sido iniciada para descubrir la identidad del doctor que hizo el negligente diagnóstico, quien aparentemente ya habría tenido cargos por mal desempeño.
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