Basta que salga el sol para que Bruno tome la carretera para, a cuatro patas, recorrer casi 7 kilómetros saludando a la comunidad de Longville, un pequeño pueblo de Minnesota.
Todos los días el simpático animal recorre la localidad, ubicada en el norte de Estados Unidos, para saludar a cada uno de los habitantes que pueda encontrar. Y, como cada jornada, ellos lo reciben con alegría.
Casi estratégicamente, la primera parada es la puerta de atrás de un restaurant. Luego, va por el ayuntamiento, el supermercado, la biblioteca, y la tienda de helados, recolectando alimentos y cariños detrás de la oreja en lo que ha sido una tradición por casi 12 años.
Si bien tiene dueños en el vecino Condado de Lake, Bruno se resistió desde pequeño a las cadenas y es considerado un miembro honorario de la comunidad. Tanto así, que tiene su propio monumento y cargo diplomático: es el perro oficial de Longville, además de su embajador.
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