Existe el mito de que si no has aprendido un idioma en la infancia, intentarlo de adulto es inútil. Sin embargo, no se trata de la edad ni del talento innato, sino del método de aprendizaje.
A continuación te contaremos la experiencia personal del columnista estadounidense David Bailey aprendiendo un nuevo idioma de forma rápida y fácil. Tal vez, luego de conocerla, te animarás a aprender ese idioma extranjero que tanto te gusta.
Aprendí varios idiomas extranjeros siendo ya adulto y logré hablar francés básico luego de tan solo 17 días de haber empezado a aprenderlo. Creé mi propia técnica, aunque debo decir que ya sabía hablar español, así que el francés no era el primer idioma extranjero que aprendía.
El verano de 2005 pasé mis vacaciones en la casa de una amiga que vivía en un pueblo de Borgoña donde nadie hablaba inglés y como mi amiga sabía cuánto deseaba dominar el francés, se negó a hablar inglés conmigo.
Por eso inventé un sistema de ejercicios que practicaba a diario. En la mañana, me levantaba y empezaba a escribir verbos regulares e irregulares. Pasaba unas dos horas en esto. En dos semanas llené un enorme cuaderno y hasta hoy creo que escribir el material es la mejor manera de recordarlo.
Mientras escribía, escuchaba lecciones de francés. En ese CD el profesor enseñaba a estudiantes anglohablantes. Prestaba atención a sus errores y a las correcciones que les hacía el profesor y así casi no cometía ese tipo de errores. En dos semanas escuché el curso para principiantes dos veces.
También salía a correr diariamente escuchando música popular francesa, porque la música es una excelente forma de captar las entonaciones de cualquier idioma y practicar tu pronunciación cantando.
Siempre comía con mi amiga y sus amigos, quienes nunca me hablaron en inglés, así que después de comer, me esforzaba por leer el libro «Charlie y la fábrica de chocolate» en francés.
Leer libros infantiles es otra excelente forma de aprender un nuevo idioma de forma rápida porque tiene un vocabulario sencillo; y una historia infantil que ya conoces te ayudará a adivinar el significado de palabras desconocidas; además, por una extraña razón, los cuentos infantiles en un idioma extranjero parecen más divertidos.
Cada día dedicaba al menos una hora a escribir un cuento acerca de mí, que era revisado y corregido por mi amiga. Cuando conoces a personas nuevas, siempre te preguntan las mismas cosas: “¿De dónde eres?”, “¿A qué te dedicas?”, “¿Te gusta Francia?”. Al aprender las respuestas con anticipación, practicas el vocabulario y te sientes más seguro en una conversación.
Otro truco que utilicé fue usar palabras coloquiales. Las personas siempre las usan en sus conversaciones (“pues”, “o sea”, “bueno”, “es decir”, etc.). No aportan mucho pero aumentan tu confianza a la hora de hablar.
A los 17 días me fui a Paris. El primer día vi a una chica muy linda en una cafetería y me animé a hablarle. Luego de algunos minutos me preguntó cuánto tiempo llevaba viviendo en Francia y cuando le dije que solo había estado aprendiendo el idioma durante 17 días, quedó extremadamente sorprendida y dijo que habría jurado que yo había vivido allí al menos un año.
Comparte este artículo con tus amigos, les puede ser de gran utilidad.