Muchas veces hemos leído sobre las capacidades del cerebro humano y también escuchado que los científicos modernos afirman que sus capacidades aún no están estudiadas en su máximo potencial. Es un órgano maravilloso y a diario surgen más preguntas sobre él que no tienen respuestas. Se cree que el ser humano no utiliza toda la capacidad de este brillante órgano y hoy veremos algunas paradojas en relación al cerebro que nos dejarán sorprendidos.
La paradoja de Orwell
El escritor George Orwell sentía curiosidad sobre cómo el idioma afecta nuestros pensamientos y percepciones . En su novela “1984“, los lugares más deleznables tenían nombres hermosos, por ejemplo, “ministerio del amor” o “campo de alegría”. Entonces, los personajes de su novela creían que las cosas malas en realidad eran hermosas. Y el idioma, en el que todos los conceptos significaban cosas totalmente opuestas fue llamado neo lengua.
Al leer esto, pareciera ser que esto sólo podría pasar en una novela anti utópica, pero Orwell predijo que próximamente nosotros mismos empezaríamos a usar la neo lengua. Al parecer eso pasa, por ejemplo, cuando vemos comerciales en los que la realidad está demasiado adornada con frases bonitas, muchas veces nuestro cerebro recibe la información con esta neo lengua y termina creyéndolo,inclusive cuando se sabe que no tiene nada de real.
La paradoja del valor
Este término comenzó a usarse en la economía; sin embargo, ahora se usa siempre en todos los ámbitos que impliquen cambios en la vida.
Responde esta pregunta: ¿Qué es más valioso: un diamante o un vaso con agua? De seguro , la mayoría respondería que sin dudarlo un diamante vale más. No obstante, si se lo preguntas específicamente a alguien que lleva muchos días en un desierto caluroso, existen más probabilidades de que te conteste que no importa el precio del diamante, el agua es más valiosa.
Esta paradoja demuestra que todos los intereses del ser humano fueron formados bajo la influencia del mundo exterior. Por lo tanto, nuestros sueños pueden dar un giro radical en cualquier momento si, por ejemplo, nos cambiamos a otra ciudad o la situación cambia. Entonces: ¿estás 100% seguro de tus valores de tus creencias?
La paradoja de Kafka
En este cuento escrito por Franz Kafka, llamado “Poseidón”, el monarca del mundo submarino siempre estaba sentado en una mesa calculando y escribiendo. Su trabajo era muy burocrático y eso no le dejaba tiempo para gobernar de verdad su reino submarino. El tema es que él podría haber encargado a los demás hacer ciertas tareas de cálculos o de escritura , podría haber delegado este trabajo a otra persona, pero tenía la firme creencia de que nadie más podía realizarlo. Fue así como se volvió prisionero de su propio ego, creyéndose el rey más inteligente del mundo.
Reflexiona: ¿cuántas veces rechazas vivir la vida de verdad, porque piensas que nadie resolvería tus problemas mejor que tú?
La paradoja de la Unanimidad
Esta paradoja es muy recurrente en las investigaciones de crímenes y delitos complejos. Según ella, cuantas más personas coinciden en una opinión, mayor es la probabilidad de que ésta sea errada.
Este es el motivo: subconscientemente, siempre coincidimos con la opinión de la mayoría de las personas. En una situación hipotética, podemos suponer que te citaron para que identifiques a alguien que cometió un delito y estás 100% seguro de cuál de los sospechosos es el culpable. No obstante, los demás testigos dicen que fue otra persona. Probablemente no sólo estarás de acuerdo con ellos, sino que estarás absolutamente seguro de que estás en lo correcto. La Paradoja establece que la multitud siempre tiene razón.
La paradoja de Platón
Con el fin de mostrar lo ignorante que puede ser la gente y lo difícil que es corregirlo, el filósofo Platón creó esta fábula:
Imagina un grupo de personas que desde que nacieron viven en una cueva oscura y que todo lo que logran ver son las sombras que aparecen en las paredes de la cueva. A todas las sombras oscuras les ponen nombres, por ejemplo le dicen “árbol” a la sombra de un árbol, “perro” a la sombra de un perro. El día en que las personas cautivas salgan de la cueva y vean un árbol y a un perro reales, no creerán que estos objetos tan extraños en realidad son un árbol y un perro. Es decir, siempre permanecerán prisioneros de su propia experiencia y es así como ve las cosas el ser humano. Desde su propia experiencia y no se pone en el lugar del resto.
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